El pintor Vela Zanetti lo regaló al salesiano que le acompañaba e informaba mientras pintaba los frescos de la Escuela Profesional de La Robla por encargo de la empresa minero-siderúrgica que fundó la escuela.
A Vela Zanetti le llaman el pintor de la dignidad humana.
José Vela Zanetti nace en Milagros, un pueblecito de Burgos, en 1913, pero la familia se traslada a León, donde su padre, Nicostrato, trabaja como veterinario.
En 1933, una beca de la Diputación de León le permite viajar a Florencia para estudiar los maestros del Renacimiento. Este viaje confirma su vocación de muralista, surgida durante sus frecuentes visitas a los frescos románicos de la Colegiata de San Isidorode León.
La Guerra Civil supuso, como para toda la juventud de su época, una brusca interrupción de los estudios. Su padre es asesinado al inicio del conflicto, por sus ideales liberales, y joven artista se promete a sí mismo ser siempre un hijo digno del hombre bueno y honrado que fue su padre.
D. Manuel Bartolomé Cossío, pedagogo y redescubridor de El Greco, fue una de las primeras personas que confió en las posibilidades de José Vela Zanetti, y le dio a conocer la pintura mural. Desde entonces, hasta su fallecimiento, en 1999, Vela Zanetti ha dejado como legado una singular pintura, expresión de su modo de ver el mundo. Un mundo lleno de rostros de campesinos castellanos, de manos descritas hasta la perfección, garra, jarras, Apóstoles, religiosos de rostro sincero, personajes medievles, indios que son espejo de 20 años de doloroso exilio en Méjico, en Santo Domingo, en Francia, en Estados Unidos. Un mundo, en definitiva, donde naie es más que nadie.
El muro será el soporte más utilizado en su trayectoria pictórica, siendo el más conocido La ruta de la libertad, obra de 20 x 3,5 metros, que pintó en 1951 para la sede de las Naciones
Unidas, en Nueva York, como una condena al racismo y a la guerra, ensalzando el trabajo colectivo como pilar sobre el que construir una nueva sociedad en paz.
Fue un artista polifacético y noolvidó otros géneros como la cerámica, las pinturas de menor tamaño o el grabado.
De a pintura de Vela Zanetti es obligado hacer resaltar sus obras de temática religiosa. Son obras para saborear en sus sitios: en grandes lienzos colocados en iglesias mejicanas o caribeñas, o en la parroqui de Jesús Divino Obrero, de León. Es curioso ver cómo se escondía en pesonajes, se identificaba con ellos, como ha ocurrido con el apóstol san Pedro en varias ocasiones; así en e boceto de La Última Cena, de 1965, o en La negación, de 1997.
Decía que el ver el rostro de la gente te humaniza; y, efectivamente, eso es lo que reflejan los rostros que pintó, también el de Don Bosco: HUMANIDAD ASUMIDA.