Siempre se ha dicho que Guernica es como un grito en la pared, un enorme cartel que nos pega un fuerte bofetón. No resulta difícil encontrar, entre el gran número de visitantes del Reina Sofia que se amontonan alrededor de Guernica, a alguno un tanto emocionado mientras contempla esta obra. Gran culpa de este éxito comunicativo se lo debe a que fue creado recurriendo al lenguaje cubista, que era el más radical de los varios modos de expresión utilizados por este artista tan versátil, vivificado por las deformaciones de las poéticas surrealistas. De ningún otro modo, habría podido condensar tanto en tan poco, esa es la magia del arte del siglo XX. No representa tan sólo el bombardeo de Guernica, sobrepasa esas circunstancias, presenta la tragedia de la guerra, el desafortunado devenir del ser humano. La información sobre hechos concretos es prácticamente inexistente, pero la intensidad del horror y la violencia se respiran al primer golpe de vista, es un cuadro muy perturbador, donde todos son víctimas, tanto hombres como animales. Picasso denuncia la primera gran masacre de civiles de la época contemporánea, un triste precedente que tendrá sonoros imitadores, pocos años después, en la Segunda Guerra Mundial, y que llega hasta nuestros días en pleno vigor.
Las entretelas del cuadro más famoso del siglo XX.pdf